Somos responsables de nuestras acciones
Con esta forma de ver las cosas, todo encaja. Aunque podamos decir que la situación económica y social de nuestra familia ha influenciado nuestra forma de ser, no podemos culpar completamente a la sociedad o a nuestra familia. Pero sí podemos observar que toda la configuración de nuestra vida es el resultado de las acciones del pasado. Éstas son algunas de las consecuencias de pensar en términos de renacimiento y Karma. Si nacemos en una situación familiar difícil, de nada sirve enojarnos, decir que no es justo, echarle la culpa a la familia y tener un profundo resentimiento hacia nuestros padres. Básicamente, el budismo dice que la responsabilidad es nuestra. Esto tampoco quiere decir que podemos decir “cállese porque se lo merece”. Más bien quiere decir que si somos responsables de lo que estamos experimentando, entonces también somos responsables de lo que nos sucederá en el futuro. De esta forma, si no queremos que las cosas continúen siendo terribles, debemos tratar de entender los patrones en los que estamos metidos e intentar cambiarlos para que nuestra situación en el futuro mejore.
Aunque tengamos el impulso de herir a alguien, el secreto de todo esto es darnos cuenta que nada nos está obligando a actuar de tal o cual forma. Tenemos opciones, y esto es precisamente lo que nos distingue de los animales, pues la mayoría de ellos actúa ciegamente llevados por sus impulsos. La principal diferencia entre los seres humanos y los animales es la capacidad de discriminar entre lo dañino y lo que puede ser benéfico. Entonces, si podemos darnos suficiente espacio, nos es posible ver con más claridad qué es de provecho y qué no lo es. Así no seremos guiados automáticamente por los impulsos.
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